Ha llegado el mes, querida Lea Michele, hace tantos días que te vengo negando el trono, pero todas sabemos que igual vos sos una reina. De todas maneras, te imagino como Rachel Berry, tu mirada de decisión, tus ojos saltones, casi fuera de las órbitas cuando se te mete algo en la cabeza, corriendo por el pasillo de los lockers, pisoteando a cualquiera que se atreva a meterse en tu camino, y haciéndote con la corona de “La Chica del Mes”, para luego dedicarle a todos tus detractores una de esas hermosas sonrisas que, debo confesar, a veces meten un poco de miedo.
Sí, es imposible no imaginarla siniestra con esos gestos inspirados, quizás, en la protagonista de Election. Pero claro, mientras que a la Tracy Flick de Reese Whitherpoone solo daban ganas de acogotarla o ahogarla con sus propios votos, a la Rachel de Michele provoca abrazarla la mitad de la veces, cuando alguien la humilla o le roba el corazón; dan ganas de revolear los ojos cada vez que sale con algunas de sus locas ideas; dan ganas de zamarrearla cuando su talento se le sube a la cabeza. Y, más que nada, cuando saca ciertos atuendos que se alejan de su típica ropa diaria, esa que la hace parecer, como dice Kurt (Chris Colfer), aniñada y como una abuela al mismo tiempo, dan ganas de… ehhh… sí, sí, de ciertas cosas que es mejor no mencionar, digo… solo por si hay menores leyendo.
Si bien la sonrisa enorme y la voz chillona de Lea Michele se hicieron conocidas recién el año pasado, cuando Glee alcanzó la pantalla, y la música comenzó a sonar alrededor del globo, la actriz de veintitrés años ya era conocida en el ambiente teatral, porque desde los ocho años anduvo dejando a más de uno con la boca abierta con su desempeño en Broadway. Sí, Broadway, el paraíso teatral. ¡Y qué debut el de Michele! Nada más y nada menos que Los Miserables, ¿les suena? Sí, un clásico. Desde ese momento no paró. Participo de innumerables obras y fue quien dio origen al personaje principal de Spring Awakening, un musical que comenzó silencioso y adolescente en el off- Broadway, y que fue levantando de a poco. Junto a su mejor amigo Jonathan Groff (Jesee St. James en Glee) le pusieron el rostro, la voz y el amor a los protagonistas de esta controvertida historia de amor, sexo y tragedia situada en la Alemania del siglo XIX.
Además de haber pasado por otras obras, la señorita, más neoyorkina que la Estatua de la Libertad, cruzó el país de este a oeste y se sentó junto a Ryan Murphy (creador de Popular y Nip/Tuck) para hablar de su nuevo proyecto, un musical de high school en horario central en la Fox, ¿quién lo hubiese pensado? En su casting, Lea dejó a los asistentes con la boca abierta, cantó uno de los temas de Les Miz y corrigió al pianista que se había equivocado mientras tocaba, muy al estilo de Rachel, la talentosa hija de una pareja de hombres gays, judía hasta la médula, como su ídola Barbra Streisand, que ya ganaba concursos cuando aún no había siquiera aprendido a caminar.
Sí, la Rachel a la que le prestaría el cuerpo, porque el papel ya era suyo. ¡Cómo no! Porque cualquiera puede decir lo que sea de Lea Michele, que no es demasiado linda, que no tiene un look muy convencional, que es demasiado baja, demasiado narigona o se sobrepasa con los gestos, pero nadie sobre la Tierra puede desconocer su innegable talento. ¡Qué voz, señoritas! ¡Qué interpretación! Si ya había sido nominada por su Wendla de Spring Awakening, la televisión no la ignoró tampoco, con su Rachel llamó la atención del público y de los críticos y se llevó a casa un Screen Actors Guild Award.
Aunque nació en el Bronx, sus padres se mudaron a Nueva Jersey en busca de una mejor educación para su única hija. Ahora, en Los Ángeles, Lea extraña su ciudad natal, y parece no terminar de acostumbrarse a la costa oeste. Pero para eso le dio una mano Dianna Agron, que se la llevó a vivir con ella durante unos cuantos meses, hasta que la morocha encontró un departamento propio. Claro… para que no despierte rumores su cercanía… Es indudable que la onda entre Lea y la actriz que interpreta a su archienemiga, Quinn, es palpable cuando se ponen frente a una cámara y se agarran en momentos poco necesarios, pero de esto, como ya dije el mes pasado, hablaré largo y tendido más adelante, porque las “Achele”, como las llaman sus seguidoras, dan para cortar mucha tela.
Por lo pronto Lea tiene novio, sí una actor de Broadway llamado Theo Stockman, con pinta de portar algún virus o de vivir drogado, que la espera cuando la señorita retorna a la costa este. De todas maneras, creemos que en Los Ángeles es Agron la que le calienta la cama a Lea (¡déjenos soñar!), y por algo los rumores de “gaydad” cuando se la ve junto a la rubia siguen flotando cada vez más, en especial desde que se tocan demasiado en las giras musicales que Glee estuvo haciendo luego de terminar de filmar la primera temporada.
¿Verdad? ¿Mentira? ¿Quién lo sabe? Lo cierto es que el cuchicheo sobre su supuesto gusto por las chicas no es nuevo, ya en su época de Broadway se comentaba que había tenido algo con otra actriz de teatro. Sí, hay fotos de ellas juntas, posando para las cámaras, pero jamás está presente esa química que solo tiene con Dianna o con Groff, su amigo plumífero.
Dejemos su sexualidad de lado, porque nunca sabremos qué pasa realmente cuando la cámara se apaga, lo que sí sabemos es que Lea es vegana, ha participado de una campaña de PETA, es adicta al café, tiene nueve tatuajes, su apellido es en realidad (muy a lo Angelina) su segundo nombre (el verdadero es Sarfati), y es tan adorable que estoy pensando en ir a pedirle matrimonio ahora mismo, mientras que está de vacaciones en su hogar.
No, Ellen, no te enojes, no importa que ella sea católica (y medio judía por línea paterna) y yo tenga creencias paganas, nos hacemos musulmanas (o mormonas) y nos casamos todas juntas (para que la diputada Cynthia Hotton comience a revolcarse en su banca del Congreso). Sí, Dianna, vos también podés participar, claro que sí.
Pero basta de cháchara, porque la señorita Lea Michele necesita un picspam like… right now!
Yummy Lea!!!
Lea Michele, al frente, la voz principal del show, junto al resto del elenco femenino de la serie, durante uno de los temas más aplaudidos. Dianna, claro, no puede alejar sus ojos de ella… (¿quién la puede culpar?)
Lea y Jonathan Groff como los protagonistas de Spring Awakening. Vendo mi alma al Diablo por volver el tiempo atrás solo para poder irlos a ver a Broadway. Digo… Lea Michele, semi desnuda, simulando un acto sexual en el escenario, mientras canta, eso es digno de ser visto, amigas.
Glee estuvo para las Pascuas en la Casa Blanca, junto a Obama. No me puedo resistir a esta foto, porque Lea parece recién salida de una novela de Jane Austen y ¡me encanta! Solo Dianna Agron puede captar este momento en una fotografía: la señorita llamó “Lady” a su modelo. ¡Muero de amor! Y creo que estas dos son muy tortonas…
A ver Kevin McHale (Artie), ya el mes pasado te había dicho que te alejaras de la rubia, ¿ahora también me tengo que preocupar por la morocha? Ok, solo posteo esta foto porque Lea en una camisa a cuadrille no se puede dejar pasar…
Lea: “Ay, si no fueras una mujer casada, me enamoraría de vos… claro, eso si no me llevaras más de veinte años, no fueras tan alta y, además, no existiera Lady Di”
Jane Lynch: ¿Y a ésta qué le pasa? ¡Seguridad!
No, no pienso ser trillada y decir: “¿quién pudiera ser chicle?”… Por eso voy a decir: “¿Quién pudiera ser goma de mascar?”
“Don´t Rain on my Parade” es uno de mis temas preferidos de Glee (sí, lo tengo como ringtone, ¿y qué?), y si durante “Sectionals” me hizo caer las lágrimas, ver a Lea saliendo por entre las butacas, caminando entre el público y poniéndole todo su corazón a esa maravillosa canción me vuelve a dar piel de gallina. Dianna no puede lucir más orgullosa de su “amiga”, y nadie sabe por qué, pero es la única que queda en el escenario, siempre esperándola cuando termina…
Con Cory Monteith (Finn) luciendo los dos muy adorables. Él tiene alta cara de paspado, pero por algún motivo este actor se ha comprado mi corazón.
Aquí Theo Stockman hasta parece saludable, pero no se dejen engañar, son las propiedades curativas de la señorita Michele. Al estar en la cama con ella se te pasa todo. En realidad, querida Lea, espero genuinamente que te gusten las mujeres, porque si este es tu gusto en hombres…
No, no, no, no, yo les aviso desde ahora. Si con esa mirada me dice “tirate al río”, yo ya estoy nadando. Solo a su ascendencia italo-española de origen judío se le pueden agradecer esos rasgos…
En un alto de las grabaciones: ¡amo la risa de Lea!
No quiero ni saber qué está pasando en esta foto, mientras firma autógrafos con Mark Salling (Puck, el que le gusta a mi mami, mientras yo me baboseo con las “Faberry”)
Me parece (raramente) hermosa y tiene una voz de ensueño, pero lo que más me gusta de Lea Michele está de la cintura para abajo: ¡tiene unas piernas de infarto! Gracias a Rachel y sus polleritas tableadas.
¿Será por el gorrito? No sé, pero en esta foto Lea me da homeless, y como siempre (aunque… ¿quién necesita excusa?), me provoca abrazarla.
Desde “Funk”, el anteúltimo capítulo de Glee, no puedo quitarme esta imagen de mi mente. Sí, es un short color salmón, ¡color salmón! Por favor, Rachael… esto es insalubre, ¡gente!
Hablando de insalubre… Lea y Dianna en pleno éxtasis, durante “Bad Romance” en alguna de las tantas presentaciones con Glee en varias ciudades de los Estados Unidos. Solo una mínima muestra de esos momentos donde las actrices dejan sus personajes (que supuestamente se odian) y se tocan más de lo necesario, bailotean y terminan el show agarraditas de la mano…
Are you talking to me? Are you really talking to me?
Lady en cuero, ¡por favor! ¡Bastaaaaaa!